Por lo que se puede apreciar en las interacciones de la protagonista con los diferentes objetos en el hogar bien sellado para protección de ambas: la familia posiblemente ha sido ya o infectada o devorada por zombies. La casa tiene un ambiente bastante sombrío, con diálogos nostálgicos que nos dejan intuir lo que ha acontecido en el pasado sin realmente revelarnos la información, y una que otra escena sangrienta o alucinación que nos hace sospechar que quizás nuestra protagonista ya no está en sus cinco sentidos.
El juego es muy breve y con solo tres finales, uno de ellos resultando en un simple Game Over, por lo que algunos podrían considerar que realmente solo tiene dos finales como tal. Ayda no se encuentra en su habitación y la protagonista tiene muchas medidas de seguridad, además de que se está quedando sin comida de microondas — al no poder usar agua para lavar alimentos frescos ni platos (y posiblemente tampoco puede conseguir nuevos alimentos) debido a la contaminación —, sin los medicamentos necesarios para sobrevivir esta enfermedad, sin medios de comunicación debido a que el internet, las líneas telefónicas y la televisión murieron hace mucho tiempo, y a la espera de que en cualquier momento se corte la luz.
Aunque el juego pueda pasarse fácilmente en 10 minutos, a no ser que seas de esas personas que revisan todos los objetos una y otra vez (como yo), considero que es esta brevedad su característica y su punto débil al mismo tiempo; tiene un trasfondo intrigante y personajes con los que pueden empatizar fácilmente, pero el autor no se ha atrevido a profundizar demasiado dentro del juego. Espero que Raikuden se lo piense otra vez y cree una versión extendida, una precuela de la historia de las hermanas durante el inicio de la infección, o bien la secuela de uno de los finales en esta versión, pues es una historia con potencial para un juego más extenso sin caer en relleno.
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